martes, 4 de enero de 2011

El Sur de Atlántico, ¿se parece a Nueva Orleans?


 
Nueva Orleans, 29 de agosto de 2005: centenares de personas buscaban desesperadamente a familiares y enseres. Santa Lucía, 14 de diciembre de 2010: comenzó el éxodo hacia albergues en Calamar. fotos El Heraldo.


El Heraldo
16 diciembre de 2010


No paran las semejanzas entre nuestro territorio con el del estado de Luisiana, al sur de los Estados Unidos. Ya no es solo porque desde arriba, sus capitales –Barranquilla y Nueva Orleans–, se parezcan por estar ubicadas en terreno plano, junto al mar y al río; tampoco porque tienen los puertos más importantes en sus países, ni por sus famosos carnavales.


En el drama humano y en el dolor causados por la embestida de la naturaleza también se parecen, como bien lo expresó el ingeniero norteamericano Jeffrey Debey, quien atendió el desastre de Nueva Orleans y quien vino esta semana al sur del Atlántico para conocer la magnitud de la tragedia y hacer recomendaciones.
“Ver la devastación me llegó al corazón, porque reviví las imágenes del Katrina. El río Misissipi es similar al Magdalena, y es muy difícil ver casi la misma cantidad de agua, el estado en que se encuentran las casas, y todo esto por el azote de la naturaleza”, afirmó.

Semejanzas

Allá, en agosto de 2005, el huracán Katrina, uno de los más devastadores de los últimos años, arrasó la ciudad, que llegó a estar 7 metros bajo el agua. Aquí el incremento del nivel de las aguas del río Magdalena, el pasado 30 de noviembre, abrió un boquete al carreteable --de cuestionada calidad-- que une a Santa Lucía con Calamar. La brecha ha ido creciendo hasta alcanzar hoy 214 metros de ancho e inundar 400 kilómetros cuadrados.
Allá, tampoco los maltrechos diques que separaban a Nueva Orleans del lago Pontchartrain aguantaron la arremetida de los vientos: cedieron, y dieron paso a una colosal inundación en casi toda la ciudad.
Aquí solo una persona ha muerto, pero hay otras 102.129 que lo perdieron todo, pertenecientes a 21.052 familias de Manatí, Campo De la Cruz, Candelaria, Santa Lucía, Suan, Repelón y Sabanalarga.
Allá, 1.836 personas perdieron la vida; 145 mil se desplazaron y las pérdidas económicas superaron los $US75 mil millones. La ciudad, de 484 mil habitantes, quedó con menos de la mitad, y su reconstrucción aún no termina. Aquí, los expertos consideran que será muy difícil la recuperación y que algunos pueblos del sur quedarán como fantasmas. Por estas y otras similitudes, las comparaciones son inevitables.

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