Desde
los albores de la humanidad, el agua, ha sido vital para la subsistencia de
todo ser vivo en la tierra, sean estos vegetales o animales, es necesaria y
fundamental la presencia del preciado líquido.
Con
el transcurrir del tiempo, la costumbre y tradición de los humanos no ha
cambiado mucho, se siguen construyendo las grandes ciudades cerca de lugares
con abundante agua, no solo para sobrevivir y utilizar este recurso natural en
las labores del hogar, sino en las industrias y en el desarrollo mismo.
El
departamento de La Guajira, ubicado en la parte norte de Colombia, es uno de
los más secos y áridos de la nación. Por tal razón es una odisea para sus
moradores, obtener el preciado líquido para cubrir las necesidades diarias de
sus habitantes.
En
los municipios donde se pensaba que serían beneficiados por la construcción de
una represa, una mega obra de gran envergadura, por su tamaño y costo, el
cercado redujo el caudal del río y como si esto no fuera suficiente, la represa
no ha sido terminada, convirtiéndose en un elefante blanco, uno más de muchos
que hay en Colombia.
Los
Wayúu, sufren mucho más, la escasez del preciado líquido, muriendo estos de
sed, especialmente niños y ancianos, debido a que cada año hay intensas
sequías, escasez de alimentos, y en donde el desabastecimiento de agua genera
crisis humanitarias.
La
misma Contraloría nacional hace varios años, determinó que el megaproyecto, que
se empezó a construir en el 2010, no cumple sus objetivos, la obra no surte de
agua a los acueductos y no se han construido los distritos de riego, es decir
los guajiros pagaron $650.000 millones por una obra que no sirve, no cumple
ningún beneficio.
La
represa debía llevar agua a más de 354.000 habitantes.
Con
esta represa, según los expertos y entendidos en la materia, la cual es de
“tipo enrocado, con cara de concreto y una altura de 110 m, área inundada de
638 hectáreas y capacidad de 198 millones de m3 de agua”, se abastecerían de
agua los municipios de San Juan del Cesar, Barrancas, Hatonuevo, Maicao,
Fonseca, Uribia, Distracción y Albania.
Todo,
quedó en ilusiones y proyectos, los habitantes de todas esas poblaciones,
continúan padeciendo por el agua, sin olvidar los graves daños ambientales y
culturales en la zona, por la construcción de la obra inconclusa, hasta los momentos no se ha
solucionado esta problemática en la Guajira.
Lo
más triste y lamentable es que el extinto (Incoder), Instituto Colombiano de
Desarrollo Rural liquidado por corrupción, era el encargado de investigar la
mega obra, amanecerá y veremos, si se encuentra una luz en el camino.
Fotos suministradas: Iván Fernando Márquez Gómez
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