viernes, 30 de junio de 2023

Opinión / Iván Fernando Márquez Gómez / Más de una década esperando la represa de La Guajira


    Iván Fernando Márquez Gómez, 
     escritor nacido en Valledupar

Desde los albores de la humanidad, el agua, ha sido vital para la subsistencia de todo ser vivo en la tierra, sean estos vegetales o animales, es necesaria y fundamental la presencia del preciado líquido.

Con el transcurrir del tiempo, la costumbre y tradición de los humanos no ha cambiado mucho, se siguen construyendo las grandes ciudades cerca de lugares con abundante agua, no solo para sobrevivir y utilizar este recurso natural en las labores del hogar, sino en las industrias y en el desarrollo mismo.    

El departamento de La Guajira, ubicado en la parte norte de Colombia, es uno de los más secos y áridos de la nación. Por tal razón es una odisea para sus moradores, obtener el preciado líquido para cubrir las necesidades diarias de sus habitantes. 

En los municipios donde se pensaba que serían beneficiados por la construcción de una represa, una mega obra de gran envergadura, por su tamaño y costo, el cercado redujo el caudal del río y como si esto no fuera suficiente, la represa no ha sido terminada, convirtiéndose en un elefante blanco, uno más de muchos que hay en Colombia.

Los Wayúu, sufren mucho más, la escasez del preciado líquido, muriendo estos de sed, especialmente niños y ancianos, debido a que cada año hay intensas sequías, escasez de alimentos, y en donde el desabastecimiento de agua genera crisis humanitarias. 

La misma Contraloría nacional hace varios años, determinó que el megaproyecto, que se empezó a construir en el 2010, no cumple sus objetivos, la obra no surte de agua a los acueductos y no se han construido los distritos de riego, es decir los guajiros pagaron $650.000 millones por una obra que no sirve, no cumple ningún beneficio.

La represa debía llevar agua a más de 354.000 habitantes.


Así como suministrar la misma a gran escala, para el riego de cultivos en 18.536 hectáreas y la puesta en funcionamiento de una central hidroeléctrica, que llevaría energía a unas 3.000 viviendas.

Con esta represa, según los expertos y entendidos en la materia, la cual es de “tipo enrocado, con cara de concreto y una altura de 110 m, área inundada de 638 hectáreas y capacidad de 198 millones de m3 de agua”, se abastecerían de agua los municipios de San Juan del Cesar, Barrancas, Hatonuevo, Maicao, Fonseca, Uribia, Distracción y Albania.

Todo, quedó en ilusiones y proyectos, los habitantes de todas esas poblaciones, continúan padeciendo por el agua, sin olvidar los graves daños ambientales y culturales en la zona, por la construcción de la obra  inconclusa, hasta los momentos no se ha solucionado esta problemática en la Guajira.

Lo más triste y lamentable es que el extinto (Incoder), Instituto Colombiano de Desarrollo Rural liquidado por corrupción, era el encargado de investigar la mega obra, amanecerá y veremos, si se encuentra una luz en el camino.


Fotos suministradas: Iván Fernando Márquez Gómez

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